Hay muchos ejemplos de momentos en los que las personas no deberían ponerse al volante, como alguien que supera el límite legal o está extremadamente cansado. Sin embargo, algunas personas no prestan atención a algunas de las otras razones por las que las personas pueden no ser aptas para conducir. Por ejemplo, alguien que puede ser muy inestable emocionalmente por una razón u otra puede estar poniendo vidas en riesgo al conducir. Si alguna vez te preocupa no ser capaz de conducir con seguridad porque estás muy enfadado o alterado, es una buena idea que te mantengas alejado de la carretera.
Lamentablemente, muchas personas hacen caso omiso de este consejo y conducen de todos modos. Diversas emociones pueden aumentar las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico, sobre todo cuando el conductor está muy alterado. Por ejemplo, alguien puede estar muy enfadado tras enterarse de la aventura de su cónyuge o de que le han despedido. Las personas también pueden sufrir una depresión paralizante o estar muy tristes tras perder a un ser querido o enterarse de que su cónyuge quiere divorciarse, por ejemplo. Hay muchos otros ejemplos de conductores emocionalmente inestables, como las personas que se emocionan demasiado tras recibir una gran noticia.
Estas emociones pueden hacer que un conductor se distraiga, no se fije en las señales de tráfico o no conduzca correctamente. Alguien que experimenta estas emociones fuertes puede conducir demasiado rápido o no cambiar de carril correctamente. Hay muchas formas en las que las capacidades de conducción pueden verse afectadas por estas emociones y, si te atropella alguien en este estado, puede ser difícil detectarlo, pero debes tomar nota de este factor.