Los accidentes de tráfico pueden tener profundas repercusiones físicas en quienes los sufren. Las víctimas suelen sufrir también lesiones en el cuello, la espalda y la cabeza, que vienen acompañadas de un alto índice de casos graves. Entre las peores lesiones craneales, las lesiones cerebrales traumáticas (LCT) suelen ser de las más comunes.
Es importante identificar rápidamente las lesiones traumáticas cerebrales para buscar rápidamente atención médica. Entonces, ¿cómo reconocer estas lesiones?
La Clínica Mayo analiza la impactos potenciales que una lesión cerebral grave pueden tener. Las LCT, en particular, tienen efectos emocionales, conductuales, mentales y físicos, por lo que a veces son más fáciles de detectar para un ojo entrenado.
Emocional y conductualmente, las víctimas suelen mostrar emociones inusuales o intensas. Pueden arremeter con ira contra sus seres queridos o sentirse abrumadas por las cosas más insignificantes. Pueden romper a llorar sin motivo aparente. Pueden experimentar rápidos cambios de humor o un apagamiento de las emociones.
Mentalmente, es habitual que estas víctimas experimenten pérdidas de memoria. También pueden experimentar un estado de confusión o desorientación que puede contribuir a su angustia emocional. Por ejemplo, muchas pueden no reconocer dónde están o cómo llegaron al accidente. A veces también se producen grandes pérdidas de memoria, lo que hace que la víctima olvide aún más cosas.
Físicamente, los signos más comunes incluyen pupilas dilatadas de forma irregular y goteo de sangre o líquido claro por los oídos o la nariz. Las víctimas de TCE también pueden tener problemas de equilibrio, destreza y movilidad en general, parecer torpes y tener dificultades para caminar o incluso para mantenerse de pie.
Es crucial que estas víctimas sean examinadas por un profesional médico lo antes posible. Esto ayuda a reducir las posibilidades de que se produzcan daños permanentes.